Recuerdo a Victoria de los Ángeles

Queridos amigos:
Victoria de los Ángeles ha sido una de las cantantes que más profunda huella me han dejado a lo largo de mi vida profesional como cantante.

Victoria unía a su enorme musicalidad, sensibilidad y capacidad para transmitir emociones, el más bello color de voz que recuerdo haber oído nunca. Un color aterciopelado, cálido, transparente, pleno de colores y de emotividad que te estremecía al oírlo en lo más hondo.

Pocas cantantes han abarcado como ella las diferentes formas del canto; la canción, el concierto, el oratorio, la ópera. Intérprete de un amplio repertorio en el que triunfó en todas sus facetas gracias a su enorme musicalidad, al profundo conocimiento de los diferentes estilos y al respeto por las obras y compositores a los que interpretaba.

Hay artistas a los que admiras enormemente cuando están sobre un escenario y luego al conocerlos personalmente te desilusionan por su arrogancia o vacío interior. Victoria era todo lo contrario, ganaba de cerca por su sencillez, su calidad humana y su riqueza interior.

Mi primer encuentro con Victoria fue en noviembre de 1962, en el estrenó en Madrid de "Atlántida" de Manuel de Falla. Victoria cantaba los personajes de "Pirene" e "Isabel" y yo una de las 7 "Pléyades", tenía 18 años y era mi primera actuación en público. Poco después, en enero de 1965, participé en la grabación de "La Vida breve", de Falla, que dirigía Frühbeck de Burgos, donde Victoria cantaba el personaje de "Salud" y yo cantaba las breves intervenciones de "Carmela" y "Una vendedora". En estos primeros encuentros y colaboraciones junto a Victoria se produjo una buena conexión entre nosotras, a pesar de que ella era tímida y yo mucho más tímida que ella, y el comienzo de una relación que con los años se convertiría en cercana y entrañable.

Tuve la suerte de oír cantar a Victoria en directo en varias ocasiones; en Londres, en un recital inolvidable en Queen Elisabeth Hall en julio de 1968; en otro recital en Viena, donde yo entonces residía y cantaba, a principios de los años 70, en la Sala Brahms del Musikverein, con nuestro querido y admirado Miguel Zanetti, que tantas veces formó pareja musical con ella por el mundo; a mediados de los años 80 en una serie de recitales que hizo con mi entonces marido Félix Lavilla por diferentes ciudades de España, recitales a los que pude acudir en un par de ocasiones, y en los que me emocionó su forma de cantar el ciclo de canciones de "Maria Estuardo" de Schumann en francés, idioma en el que ella cantaba magistralmente y al que aportaba además de su bellísimo timbre de voz una emotividad y sensualidad muy singulares. La misma emoción sentí al escuchar su "Mélisande" en "Pelléas y Mélisande" de Debussy en el teatro de La Zarzuela de Madrid en el Festival de la Ópera de 1980, últimas representaciones de Victoria en el mundo de la ópera.

Mis encuentros con Victoria en las Clases Magistrales que ofreció en la Escuela Superior de Canto de Madrid en mayo de 1999 y en 2000, son inolvidables. Clases verdaderamente Magistrales cuyo profundo impacto tuve necesidad de expresarle en una carta que le envié a Barcelona en mayo de 1999.
Decía así:
"Querida Victoria: Es difícil, en ocasiones, traducir en palabras las emociones que puedes llegar a sentir, sobre todo si éstas son intensas y profundas como me ha ocurrido a mí oyendo tus Clases Magistrales en la Escuela Superior de Canto de Madrid.
No solo es estar de acuerdo con tu visión del canto, de la música, de tu actitud como persona ante la vida, no, es mucho más. Es como si todo eso que me has comunicado, que me has transmitido, lo sintiera muy dentro de mí tocando mis fibras y sentimientos mas hondos, más sinceros, produciéndome una intensa emoción.
A veces, en esta vida rutinaria que nos impone la sociedad en la que vivimos, tan preocupados en resolver los pequeños problemas de cada día, piensas que has perdido la capacidad de sentir emoción y vives en un estado cataléptico donde los sentimientos parecen no tener cabida. Pues bien, tú has sido un revulsivo para ese estado cataléptico y has removido y hecho aflorar en mí, de nuevo, toda la capacidad de sentir emociones.
En mi mente tengo grabadas cada palabra, cada gesto, cada ejemplo cantado con ese timbre de voz, cálido, emotivo, transparente, que produce estremecimiento cada vez que se oye. Todas esas imágenes, sonidos, palabras que nos has dado en estos cinco días con esa enorme generosidad, como fluye un torrente de alta montaña, con fuerza, con intensidad, con claridad, con transparencia. Ese análisis profundo no solamente del canto y de la música sino de la vida misma, hecho a través de tu enorme sensibilidad e inteligencia.
La sensación que tengo es de haber respirado una ráfaga de aire puro y limpio que ha llenado mis pulmones hasta el fondo.
Gracias Victoria por tu voz, por tu generosidad, por tu calidez humana, por haber enriquecido en tan poco espacio de tiempo mi sensibilidad como artista y como persona.
Molino de la Hoz, 9 de mayo de 1999"

Con la muerte de Victoria de los Ángeles desaparece no sólo una de las más grandes cantantes que ha tenido el siglo XX, sino también una generación privilegiada de músicos, capaces de hacer música con profundo conocimiento y rigor, algo difícil de encontrar en las actuales generaciones de cantantes.

Por Jaume Comellas, que ha escrito ese magnífico libro "Memorias de viva voz" sobre conversaciones que tuvo con Victoria, me he enterado de la reciente creación en Barcelona de la "Fundación Victoria de los Ángeles", su presidenta, Helena Mora, nos honra hoy con su presencia, y me ha producido una enorme alegría el saberlo, así como el que este magnífico Conservatorio madrileño lleve su glorioso nombre. Gracias a iniciativas como éstas, el recuerdo de esta extraordinaria figura de la música y del canto del siglo XX, seguirá vivo en la memoria de las futuras generaciones. Os agradezco vuestro esfuerzo y trabajo por conseguirlo. Muchas gracias.

Ana Higueras, 15 de febrero de 2007

(Palabras pronunciadas por Ana Higueras en el Homenaje a Victoria de los Ángeles celebrado el 15 de febrero de 2007
en el "Conservatorio Profesional de Música Victoria de los Ángeles"
de Madrid)

© Copyright del texto pertenece a ANA HIGUERAS