Remedios de la peña, 1973 A
mi amiga, Remedios de la Peña El pasado martes 8 de agosto falleció mi entrañable amiga Remedios de la Peña, poco antes de cumplir, el 29 de noviembre, 90 años. Remedios forma parte de los recuerdos más gratos de mi vida. Su extraordinaria vitalidad, su inteligencia y enorme sentido del humor, su generosidad, su capacidad de entusiasmo, su apasionamiento, su fidelidad a los que consideraba sus amigos, su sentido de la responsabilidad en el trabajo, eran ejemplo y estímulo para los que vivíamos en su entorno.
Recuerdo a Remedios desde que tengo uso de razón. Pertenecía a una
generación de músicos realmente singular. Conoció a mi tía,
Lola Rodríguez Aragón, en 1931, a través de Joaquín
Turina, maestro de composición de Remedios y de Lola. Formaba parte del
"Bloque Joaquín Turina", creado por el compositor en 1945, donde
Turina reunía a sus alumnos y amigos más íntimos en tres
grupos: Ahijadas, (del que formaban parte Remedios y Lola), Sobrinos
y Lolitas (alumnas aventajadas de la tía Lola). En 1944, Joaquín
Turina le dedica a Remedios el primer número, "En el "hall"
del hotel", de los cuatro que componen su obra para piano, "Poema Fantástico",
Op. 98., (1944).
Mi relación más cercana con Remedios parte del año 1970,
cuando mi tía Lola Rodríguez Aragón, funda la Escuela Superior
de Canto de Madrid y Remedios sin dudarlo pide el traslado de su plaza como profesora
de solfeo del Conservatorio a la Escuela Superior de Canto, para colaborar y trabajar
junto a Lola en esta nueva y difícil empresa con plena dedicación
y entusiasmo. Imagen Durante los 10 años que la tía Lola estuvo al frente de la Escuela Superior de Canto como directora, Remedios fue una de sus más fieles y entusiastas colaboradoras, y no sólo como profesora de solfeo sino también como Secretaria del centro, puesto de responsabilidad que conservó prácticamente hasta su jubilación, además de ocuparse de la grabación y archivo de todos los conciertos, óperas y actos que se celebraron en la Escuela mientras permaneció en ella, labor que realizó con conocimiento gracias a su larga experiencia en Radio Madrid. Imágenes A partir de 1977, al
yo entrar a formar parte como profesora de canto del claustro de profesores de
la Escuela Superior de Canto de Madrid, mi amistad con Remedios se reafirmó
y consolidó definitivamente. A partir de entonces raro era el día
que al terminar mis clases no entraba en su despacho o pasaba por su clase de
solfeo para comentar los incidentes del día, terminando siempre riéndonos
de nuestra sombra. No recuerdo haberme reído con nadie tanto como con Remedios;
su sentido del humor era sano, espontáneo, directo. Imágenes Con frecuencia solía acudir por la tardes al precioso y cuidado piso que el matrimonio tenía en la Ciudad de los Periodistas, en Madrid, donde "Toro", el perro lobo del matrimonio, te recibía dando saltos de alegría y Remedios preparaba un delicioso té que tomábamos juntas y luego un whisky en compañía de Vicente y hablábamos de infinidad de temas durantes horas. De allí salía siempre renovada, con la sensación de haber respirado bocanadas de aire fresco. También solía acudir en verano o algún fin de semana al acogedor chalet que el matrimonio tenía en Miraflores de la Sierra, camino de la Morcuera, con un precioso jardín que cuidaba Vicente con esmero y donde Remedios guisaba sabrosas comidas con la ayuda de Juli, persona encantadora, con cara de niña, inteligente y bondadosa que cuidaba del matrimonio y de sus casas con dedicación y cariño, y a quien el matrimonio, en justa recompensa, trataba y quería como a una hija. Cuantas tardes pasé con Remedios en una pequeña habitación con mesa camilla que tenía en su piso de la Cuidad de los Periodistas a la que llamaba "chiscón" y en algunas ocasiones, cuando yo necesitaba desahogarme, se convertía en "confesionario", entonces Remedios decía, "espera Nushka que voy a ponerme la sotana" y yo comenzaba a contarle mis penas que siempre eran de amores y sus sabios consejos servían para tranquilizar mi espíritu. En ocasiones, cuando las circunstancias eran realmente adversas, decía, "¿sábes, Nushketa?, "vivir" es la asignatura más dificil de aprobar". Algunas veces Remedios me llamaba "gorrión", nombre que me enternecía. El entusiasmo de Remedios por sus amigos músicos era infinito. En primer lugar los pianista, puesto que ella lo era y sentía pasión por el piano y después los demás: Joaquín Turina y Antonio Lucas Moreno, sus admirados y queridos maestros; sus pianistas, Miguel Zanetti, Félix Lavilla, Rogelio R. Gavilanes, Fernando Turina... ;sus cantantes, Lola Rodríguez Aragón, Isabel Penagos y yo misma, entre algunos muy elegidos. Nunca faltó a un concierto o representación donde yo actuara y en ocasiones también me acompañó fuera de nuestras fronteras. A finales de abril de 1979, Remedios se vino conmigo a Viena, donde debía ensayar con René Clemencic "Il lutto del'universo", del Emperador Leopoldo I, para representar los días 11 y 12 de mayo en Bonn. ¡Que bien lo pasamos juntas!, le enseñé la Viena que yo conocía de mis años vividos allí que es muy diferente de la visión que pueda tener un simple turista y también fuimos a Salzburgo donde pasamos un día recorriendo sus callejuelas. Vino a mis ensayos con Clemencic y conoció a la familia Cserjan, entrañables amigos míos. Después de Viena, Remedios se vino conmigo a Bonn, la ciudad donde nació su adorado Beethoven, y allí nos alojamos en un precioso hotel con vistas al Rin. Entre mis ensayos pudimos hacer una escapada a Colonia, le entusiasmó su magestuosa catedral y tomamos un té enfrente en una confortable "Konditorei". Remedios presenció las dos representaciones de "Il lutto del'universo" en la Remigiuskirche de Bonn y disfrutó mucho, después regresamos juntas a Madrid. Este viaje lo recordaríamos con frecuencia en nuestras charlas pues fue una experiencia inolvidable para las dos. Siempre quedará en el recuerdo de todos los que conocimos a Remedios su desbordante personalidad, su inteligencia, su sensibilidad, su sentido del humor, su visión optimista y positiva de la vida. Ese recuerdo de las personas que nos quedamos es lo que hace inmortales a las personas que nos dejan. Raro es el día que no pienso en Remedios y recuerdo algo de su exuberante y rica humanidad. Si
realmente existe un lugar donde nos esperen nuestros seres queridos, no cabe duda
que Remedios habrá encontrado la felicidad junto a sus padres, su marido
Vicente, su hermano, Juli y muchos de sus amigos. Que descanse en paz junto a
todos ellos.
|