JACINTO HIGUERAS
CÁTEDRA - Autobiografía
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En 1932 inicié lo que ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi juventud, ya que mi hermano Modesto y yo entramos a formar parte del teatro ambulante La Barraca que fundó Federico García Lorca con el propósito de dar a conocer por los pueblos de España nuestro teatro clásico. Al tener noticia de que García Lorca estaba haciendo en la Universidad pruebas para aquellos estudiantes que tuvieran alguna facultad par actuar y quisiesen, desinteresadamente, formar parte de este proyecto, nos presentamos inmediatamente mi hermano Modesto y yo y fuimos aceptados. Imagen La
juventud siempre ha sido generosa, es muy cierto, pero yo tengo la certeza de
que, además, coincidieron en aquella circunstancia gentes limpias de corazón
que hicieron posible la singular calidad cultural y humana de esta experiencia
irrepetible, debida, en gran medida al talante de García Lorca, que tenía
una personalidad nada común. Federico consiguió inculcar en aquel
grupo un espíritu de camaradería muy firme, por lo que nadie trató
nunca de eludir el esfuerzo que suponía el montar el tablado que servía
de escenario para las representaciones. Federico García Lorca tenía el proyecto de formar una gran compañía para recorrer el mundo, dando a conocer el teatro Español incluyendo la danza española, pero vino la guerra civil que lo arrasó todo, entre otras cosas, la propia vida de Federico García Lorca que era justamente el polo opuesto de un revolucionario. A García Lorca lo mataron sus paisanos con la ayuda de la envidia, que es el peor enemigo del hombre. Conociendo su carácter, imagino la profunda angustia que debió padecer llevado a empujones hasta el lugar del crimen.
También en los años de posguerra haré una breve incursión en el mundo de la ópera interpretando los personajes mudos de "Vespone" y "Sante" en las óperas "La serva padrona", de Pergolesi, y "El secreto de Susana", de Wolf-Ferrari, en la Temporadas Oficiales de Ópera de 1945 y 1947 en el Teatro Albéniz y en el Teatro Madrid, de Madrid, así como el personaje de "Maese Pedro", en el "El Retablo de Maese Pedro", de Falla, en varias representaciones escenificadas que en ocasiones yo mismo dirijo. Mi actividad teatral terminará en el Teatro de La Zarzuela de Madrid, en la temporada 1958-1959, como director de escena de obras como "Gigantes y Cabezudos", de Caballero, y "La Tempranica", de Jiménez, además de estar al frente de la compañía a lo largo de esta temporada y en "Festivales de España 1959". Imágenes
Mi primer estudio lo instalé en nuestra primera casa, un hotelito de la calle Mantuano, 32, en Madrid. Cuando llegamos la calle era tan silenciosa y tranquila que invitaba al recogimiento, ideal para mi trabajo. A los pocos años con el "bum" de los automóviles aquel remanso de paz se convirtió en un infierno, con un tráfico tal que llegó a impedir la carga y descarga de obras y materiales, imprescindible en mi trabajo. Imagen En este hotelito teníamos nuestra vivienda familiar y un estudio muy grande y luminoso en el que desarrollé la mayor parte de mi obra en grandes formatos, en una época en que principalmente trabajaba con arquitectos como Antonio Espinosa, Miguel Fisac, Fernando Urrutia o el ingeniero Eduardo Torroja. Imagen El intenso trabajo de esos años y los problemas cada vez más graves de carga y descarga en la zona, me movieron a abandonar el estudio de Madrid, cercado por las dificultades de tráfico, para buscar, de nuevo, ahora en el campo, el sosiego, el silencio y la paz perdidas en nuestro antiguo hogar. Todo ello y las enormes ventajas para el necesario movimiento de obras y materiales lo encontramos en Molino de la Hoz, bellísimo lugar a las afueras de Madrid, entre encinas centenarias, donde en 1978 construimos una nueva vivienda y un nuevo estudio. Hoy sigo trabajando, cada día, como siempre, ya que la producción artística no conoce la jubilación, pues es en la madurez cuando muchas veces se realiza la obra de más interés, ya que la experiencia y los años agudizan el criterio y lo hacen más crítico. Imágenes A estas alturas de mi vida, cumplidos ya los ochenta y siete años y aunque siempre he tenido muy buena salud, voy a abandonar la obra de gran formato buscando dimensiones más cómodas y que no plantean problemas tan serios en su paso a materia definitiva. En estos momentos sin embargo trabajo en la realización, para Perú, de dos monumentos de carácter civil para perpetuar la memoria de dos polígrafos ilustres y preparo el boceto de otro mucho más ambicioso que pretenden levantar a uno de los grandes héroes del Perú, el militar Cáceres que cruzó los Andes, con su ejército, en la guerra de Chile, a siete mil metros de altura. En esta cota andina y tallado en la roca viva quieren que se labre la gigantesca figura para que sea visible en medio de la inmensidad Andina. Imagen Así es que esta manifiesta vocación actual por el pequeño formato, no impide que colabore en estas aventuras de dimensiones colosales que representan un reto profesional y una aventura personal muy atractiva aunque, presentado ya el boceto escultórico, quizá renuncie a la supervisión de su realización en la cordillera Andina. El
mucho trabajo que siempre he tenido ha sido la causa de mi despreocupación
por la publicidad y las relaciones públicas, y el hecho de que tan intenso
trabajo, haya sido casi siempre por encargo ha impedido el que pudiese realizar
obra destinada a exposiciones individuales. Sólo en contadas ocasiones,
he participado en las exposiciones Nacionales y en algunas bienales en donde conseguí
los premios que poseo. En 1996 José Luis Chicharro, director del Museo
Provincial de Jaén, organiza mi primera gran exposición antológica
que reune 36 obras de las más representativas de libre creación,
realizadas entre 1951
a 1995, exposición que a continuación se lleva
a Granada. Imágenes
En 2009 la Real Academia de Bellas Artes Nª Señora de las Angustias de Granada me concede por unanimidad la "Medalla a las Bellas Artes Juan Cristóbal" en la modalidad de Escultura, decisión que me llena de satisfacción en este etapa de mi vida de retiro forzoso por mi delicado estado de salud. Hoy, en mi sereno refugio de Molino de la Hoz, en plena naturaleza, miro atrás y soy consciente, con cierta nostalgia de que el bosque de mis recuerdos se va quedando sin árboles, pero esa mirada atrás me muestra que mi vida ha estado repleta de las cosas que más aprecio, trabajo intenso, sólidas amistades y una familia unida y feliz que ha sido y es la alegría de mi vida. Molino
de la Hoz, 2009 |
Biografía
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Jacinto
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